Impulso Laboral cabe la Inteligencia Artificial


Ley a reformar: Ley Federal del Trabajo.


Propuesta desarrollada:

En un presente donde las máquinas piensan, aprenden y actúan, donde la inteligencia artificial se convierte en una compañera constante de nuestra cotidianidad, no podemos olvidar que el verdadero motor de nuestra sociedad sigue siendo el corazón humano. La tecnología avanza a pasos agigantados, y con ella, las oportunidades y desafíos que enfrentamos como sociedad.

Propongo que, en lugar de ver a la inteligencia artificial como una amenaza para nuestra fuerza laboral, la veamos como una oportunidad para crecer en conjunto. Las empresas que adopten la IA no deben simplemente reemplazar a sus personas empleadas, sino reubicarles, reentrenarles y reimaginar cómo pueden contribuir al bienestar común. No se trata de máquinas versus humanos, sino de máquinas y humanos trabajando codo a codo. Por eso deberá haber políticas en todas las empresas que garanticen esto.

Las personas cuyos empleos puedan ser reemplazados por la IA deben tener la oportunidad de aprender a aprovechar esta tecnología en su beneficio. Deben ser reubicadas dentro de la misma empresa o, si eso no es posible, en otra donde sus habilidades y experiencia sean valoradas. Porque cada persona trabajadora, con su experiencia y sabiduría, es insustituible.

Pepe Mujica nos dice de diferentes formas que "la vida se nos va rápido, gastémosla viviendo con la humanidad y con humanidad". Y en esta era de inteligencia artificial, es esencial que recordemos que la verdadera inteligencia, la que realmente importa, es la inteligencia del corazón, la inteligencia emocional, la inteligencia de la solidaridad.

Lo que realmente importa no es cuánta tecnología tenemos, sino cómo la usamos. Y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que la usemos de la manera más justa y humana posible. Porque la verdadera riqueza de una sociedad no se mide por su capacidad tecnológica, sino por su capacidad de cuidar y proteger a su gente. Y es hora de que invirtamos en esa riqueza, en el bienestar y la dignidad de cada persona trabajadora. Porque cada una es un mundo, y cada mundo es insustituible.