Derechos Humanos por Encima de Autonomías


A reformar: Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


Propuesta desarrollada:

En este vasto variopinto de culturas, tradiciones y pensamientos que conforman nuestra nación, hay algo que nos une, algo que es innegociable: nuestra humanidad. Y con ella, los derechos inherentes que cada ser posee, sin importar su origen, su color, su credo o su condición. No podemos permitir que las autonomías Estatales se conviertan en barreras que limiten o restrinjan estos derechos fundamentales.

Propongo que eliminemos las autonomías Estatales en aprobaciones federales en materia de derechos humanos. Porque los derechos humanos no deben tener fronteras dentro de nuestra nación. No pueden ser objeto de negociación o interpretación según conveniencias locales. Deben ser universales, inalienables e indivisibles.

No se trata de centralizar el poder o de ignorar las particularidades de cada región, sino de garantizar que cada persona, sin importar en qué rincón de nuestra tierra se encuentre, goce de los mismos derechos y libertades. Porque "la libertad y la igualdad no son regalos, son derechos".

Es hora de que reflexionemos sobre qué tipo de nación queremos ser. ¿Una nación fragmentada, donde los derechos varían según la geografía? ¿O una nación unida, donde los derechos humanos brillen como el faro que guía nuestro camino?

Porque, al final del día, lo que realmente importa no es cuánto poder o autonomía tiene cada Estado, sino cuánto respeto y amor tenemos por nuestra gente. Y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que ese respeto y amor se traduzcan en derechos garantizados para todas las personas. Porque la verdadera riqueza de una nación no se mide en territorios o recursos, sino en la dignidad y felicidad de su gente. Y es hora de que invirtamos en esa riqueza, en la dignidad y felicidad de cada ser humano. Porque cada persona es un universo, y cada universo merece respeto, amor y derechos.