Impuesto Redistributivo de la Riqueza
Ley a reformar: Ley de Impuesto sobre la Renta.
Propuesta desarrollada:
En un mundo donde la riqueza se acumula en pocas manos y muchos corazones laten con la incertidumbre de no saber si habrá un plato de comida en la mesa o un techo bajo el cual dormir, es imperativo que actuemos con solidaridad y justicia. La verdadera riqueza de una nación no se mide por la cantidad de oro en sus bóvedas, sino por el bienestar y la felicidad de su gente.
Propongo un impuesto que, conforme al total de riqueza acumulada de cualquier tipo, material e inmaterial, se destine un porcentaje para ser distribuido en los grupos más marginados y necesitados. El impuesto será progresivo, es decir, a mayor acumulación, el impuesto estará en relación a dicha acumulación. Un impuesto que no castigue el éxito, sino que promueva la solidaridad. Que busque que cada ser humano, sin importar su origen o condición, tenga acceso a lo básico: un techo digno y comida en su mesa. No es una al socialismo o comnunismo, sino una apología a posibilidad de un mundo cuyas desigualdades no duelan.
No se trata de penalizar la prosperidad, sino de compartir la abundancia. De reconocer que la fortuna de uno es el resultado del esfuerzo colectivo de muchos. Y que, como sociedad, tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que ese esfuerzo colectivo se traduzca en bienestar colectivo.
Como decía Pepe Mujica, "si tienes muchas cosas, tienes que usar tu vida para vivir por esas cosas", y la mejor experiencia de vida es cuando la compartes y se comparte lo que se tiene. Es hora de que reflexionemos sobre qué tipo de vida queremos vivir y qué tipo de sociedad queremos construir. Una sociedad donde la riqueza se acumula y se guarda, o una sociedad donde la riqueza se comparte y se disfruta.
Porque, al final del día, lo que realmente importa no es cuánto tenemos, sino cómo lo usamos. Y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que lo usemos de la manera más justa y solidaria posible. Porque la verdadera riqueza no está en las cosas, sino en el alma de la gente. Y es hora de que invirtamos en esa riqueza, en el alma de nuestra gente, en su bienestar y felicidad.